en la cinta transportadora.
Se olvidaron de mí
y aquí me dejaron.
Aún hoy sigo esperando
que vengan y me recojan.
Viajamos juntos por un tiempo
visitando los rincones del sentimiento,
Y cada vez estaba más y más llena,
costaba mucho cerrar la cremallera.
Pero en los últimos viajes que hicimos
fue sacando poco a poco las cosas.
Luego las metía desordenadas,
ya no encontraba lo que buscaba.
Así que las fue tirando una a una
hasta que ya no quedó casi nada.
Ahora mi maleta está vacía.
Sólo hay una carta
y ni siquiera es de despedida.
Es un as de corazones
de una baraja vieja y raída.