lunes, 13 de marzo de 2017

El amor nunca es suficiente.

No era el mar,  pero se le parecía.

El el fondo de sus ojos se vislumbraban un sinfín de posibilidades. 

Y como olas embravecidas, iban y venían, arrasando mis sentimientos.

Mi alma a la deriva solo ella podía rescatarla. 

Pero dejó de importarle que me hundiese, ella debía sobrevivir para poder cuidar de algo más importante. 

Es más, levó el ancla y sopló fuerte esperando que desapareciera en el horizonte.

Tantas mentiras conté, tanto daño causé, tanto dolor sintió, tanto se perdió, que mi arrepentimiento y su perdón no fueron bastante. 

El amor, por si solo, nunca es suficiente.

Fui yo el que cortó los amarres. Ella fue la que acabó empujando.

Y ahora ya nada puede salvarme de mí.