Feliz día a todas esas mamás que hacen de sus hijos buenas personas, fuertes para enfrentarse al mundo y para pedir ayuda si la necesitan.
Esas mamás que no esperan grandes logros ni proyectan sus frustraciones en ellos.
Esas que no los quieren cambiar, los aceptan tal y como son y se sienten orgullosas de ellos.
Esas que, aún sintiéndose débiles y enfermas, giran la cabeza para soltar una lágrima, se tragan sus miedos y dibujan una sonrisa en su cara si sus hijos la necesitan.
Esas que no solo limpian mocos, pañales y ropa. Limpian penas, culpabilidades e insomnios.
Esas que no imponen, enseñan. Que escuchan antes de hablar. Que no solo curan rascones y golpes, con un abrazo también curan las heridas del alma.
Esas que no tienen nada y con ellos lo tienen todo.
Esas que aprenden de sus hijos a ser madres.
Esas como mi madre.