jueves, 10 de mayo de 2012

Soñándome


Mucho tiempo anduve
por el desierto del alma
tanto que olvidé
hasta como me llamaba.

Caminaba buscándote
y sólo encontraba
espejismos felices
que el amanecer borraba.

Ya no sentía sed, 
ni frío ni dolor,
ni sueño ni hambre
ni ganas de amor.

Pero la lluvia lavó mis heridas
el viento elevó mis piernas
por fin salió la luna
y desperté en una estrella.

Desde lo alto veía
mi vida no como era
sino lo que podría haber sido
si de nadie dependiera.

Desaparecieron las angustias
los miedos por las ausencias
al sentirme más sola que nunca
forjé con hierro mi estela.

Oía una voz llamándome
exigiendo volver con ella
y para no escucharla
me trasladé a un cometa.

Durante un tiempo volé
tan alto que no recordaba
ni porqué me había subido
ni de qué escapaba.

Al ir apagándose 
y frenar el ascenso
quise cambiarlo por otro
que me llevara más lejos.

No encontrando ninguno
me lancé al vacío
pensando que flotaría
para siempre en el olvido.

Pero mi cuerpo caía
y al hacerlo volvieron
las voces y los recuerdos
y con fuerza me atrajeron.

Les conté mi viaje
y las cosas que sentía
y qué me llevó al destierro
al que nunca volvería.

Entendieron mi ausencia
pero no comprendieron
que esperara con impaciencia
despegar otra vez del suelo.

Lloraron y suplicaron
tan fuerte que consiguieron
que despertara del sueño
otra vez en el desierto.

Corrí lo deprisa que pude
esperando agotarme de nuevo
para volver a encontrarme
con mi estrella en el cielo.

Pero salí de las dunas
y vi árboles a lo lejos
con millones de flores
que de aroma me envolvieron.

Y me dejé embriagar
de perfume y de promesas
con las que tratar de apaciguar
mis ansias mas intensas.

En este oasis me encuentro
sabiendo que cualquier paso
me llevará una vez más
a reencontrar mi fracaso.

Quizás la próxima ocasión
que me sueñe diferente
no tenga fuerza al despertar
y termine por perderme.



Soñándome